A pocos días
del primer cumpleaños del Blog Pensando en común, echando un poco la vista
atrás, puedo comprobar cómo hemos hablado de cambio, de sensatez, de
generosidad y solidaridad, de oportunidades, de injusticias, de leyes, de
idiomas, de riesgo, de números… No está mal, ¿no?
Siguiendo con
el objetivo inicial del blog, me gustaría volver hablar de donde, humildemente,
más he aprendido, “de los errores cometidos”. Ya hablábamos de esto en un post
anterior CULTURA DEL FRACASO , pero quiero profundizar algo más.
En este tema,
me vais a permitir que me autodenomine “un profesional”. Os cuento. Allá por el
2004, cuando las cosas iban fenomenal, en general, yo andaba vagando por la
empresa como cualquier enchufado con un “buen puestecillo”. En aquella época,
cuando había algún problema siempre pensaba que la culpa era de algún empleado,
de cualquier estúpido cliente, de algún proveedor incompetente… Al poco tiempo,
alguien me dijo: “todo lo que pase aquí es responsabilidad tuya amigo, si un
empleado falla, seguramente sea porque no sabes motivarlo, si un cliente está enfadado,
seguramente tenga motivos, si un proveedor es incompetente, cámbialo por otro”.
Cuánta razón…
Posteriormente,
seguía metiendo la pata una vez tras otra, confié en “Súper Consultoras” (lo de
súper es sólo por el precio de la hora), seleccioné muy mal a personas
estratégicas, quise dar una imagen falsa de mí y mi empresa, desconfié de mi
gente, elegí muy mal a algunos socios…
Errores graves cuyas consecuencias se pagaron y se alargaron en el
tiempo.
Hasta que llegó
un día en que todo empezó a cambiar, no sé porque pero llegó un momento en el
que reaccionas y te vuelves enormemente crítico contigo mismo, te reconoces
culpable de todo lo que ha pasado, y aunque te hayan engañado piensas que la
culpa fue tuya. Cada día me repetía para muchas situaciones “algo estaré
haciendo mal…” A partir de este momento cambia el enfoque de ver las cosas, a todos
los problemas intentas buscarle el lado constructivo.
Hoy en día,
cuando veo a gente que está pasando por momentos similares en los que yo tomé
decisiones equivocadas, dudo entre decirle que no hagan lo que yo hice porque
pueden tener problemas serios, o quedarme callado, ya que esas experiencias son
de lo más valioso que he tenido y donde más he aprendido, sinceramente no sé
qué decirles. Creo que es muy difícil aprender bien hasta que no sufres algo.
Por muchas escuelas de negocio que visites, por muchos títulos formativos que
tengas, creo que después hay que “bajar a la arena”.
Después de todo me considero un tipo con suerte, ya
que alguna de estas “cagadas” en otro momento me hubiesen llevado a la quiebra
de mi empresa y ruina familiar, aunque en mi mundo de esto nunca estás a salvo.
Hoy puedo
deciros dos cosas de las que me siento orgulloso profesionalmente, de mis
errores y de haber confiado en mi equipo (en momentos de inexperiencia no lo
hice). Creo que los errores son sanos, siempre que no sean mal intencionados ni
irresponsables, son parte del progreso. Y sin un buen equipo no eres nadie.
Por ello le digo a todo aquel que haya metido
la pata que no se avergüence de nada y siga aprendiendo, y a todos aquellos que
se mofan de errores ajenos les digo que jamás harán nada importante.
Estaré
encantado de conocer experiencias parecidas que hayáis tenido.
El camino para aprender de verdad es asumir los errores y seguir avanzando.
ResponderEliminarGracias Javier.
ResponderEliminarVeo que andamos en la misma onda.