Mi foto
Emprendedor y Aprendedor

CULTURA DEL FRACASO

Hace unos días estuve en una sesión de una conocida escuela de negocios de Málaga debatiendo un caso práctico. Este caso hablaba de Innovación, de fomentar la innovación en las organizaciones. Me gustó, mucho. Disfruté aprendiendo como en una gran compañía se provoca el espíritu innovador. A la vez, me daba cuenta lo lejos que podemos andar de este estilo de gestión, de esta filosofía, de esta manera de actuar en algunos sitios de España.
“Para innovar hay que provocar el error, hemos de permitir que la gente se equivoque…  no ascenderemos a nadie que nunca haya fallado, sólo se habrá limitado a cumplir las normas…”  estos mensajes fluían continuamente de los directivos de esta gran empresa. Desde mi humilde posición, puedo decir que es cierto, aprendemos mucho mejor y más rápido cuando probamos cosas y nos equivocamos. Es bueno, es sano, es higiénico cometer errores. Es aun mejor, aceptarlos, contarlos, debatirlos y sacarles el mejor provecho.
También me gustaría destacar una frase del CEO de esta importante empresa “Renovación es cambiar por lo menos tan rápido como las expectativas del consumidor, Innovación es ir más allá de lo que dirán los consumidores”, como podemos deducir, innovar lleva consigo el error y su correspondiente aprendizaje. Recuerdo algún anuncio de Nike o Coca Cola (de los que tocan la fibra), en los que se observa perfectamente que los creadores, fueron más allá…
La mayoría de los grandes aciertos no han venido porque se han buscado directamente, sino porque se buscaba otra cosa muy distinta, pero se ha encontrado algo mucho mejor.  Estoy seguro que Mark Zuckerberg no pensaba que Facebook iba a ser lo que es, es más creo que no buscaba, ni de lejos, lo que ha encontrado. Comenzando por la Penicilina, el Microondas o la Viagra... por citar algunos ejemplos conocidos. Pero lo que cuenta es que había gente detrás innovando, probando cosas y errando… eso es lo importante, esos es lo meritorio,  eso es… ¿lo que necesitamos?
Con todo ello, no pretendo decir que tenemos licencia para “cagarla” cuantas veces queramos y de manera catastrófica, ya me entienden.
Pero… ¿vivimos en un país que está preparado para admitir errores? Ufff, me atrevo a decir que estamos muy lejos de ello, ¿no? Más bien, podemos tener la percepción en algunos casos, de cierto placer en aniquilar al que ha metido la pata, ¿les suena? Desde la televisión, que nos ofrece en algunos programas todo tipo de lapidaciones públicas, pasando por la política, hasta en nuestra vida y círculo de amigos, observamos a gente incapaz de pensar que la vida es una carrera de fondo. Gente capaz de desterrar a otros por errores que han cometido, con más o menos culpa, con más o menos intención, con más o menos alcance.  Cuando lo ideal sería intentar recuperar a esa persona, sobre todo si es válida y dispone de ciertas virtudes para alguna materia. También son muchos los ejemplos que podemos citar, aunque esta vez me los reservo para no herir sensibilidades.
En definitiva, quería mostrar una visión, que desde mi punto de vista parece lógica y necesaria, y comentándola con alguna gente cercana, no se ve así desde otros perfiles. Hace años, en mi entorno sonaba  mucho “inventar que invente otro” o “déjate de inventos” me decían algunos cuando trataba de hacer alguna travesura. Entiendo que en este país, después de haber tocado el cielo (quiero decir con eso, haber disfrutado largos años de un buen nivel de vida, en general  y conseguir las cosas con relativa facilidad), lo que más nos angustia ahora es perderlo. Lo que más queremos y ansiamos es la seguridad, es no perder nuestro nivel de vida, nuestras propiedades, nuestro status…pero no nos preocupamos de perder nuestra capacidad, cultura, motivación, aprendizaje, competitividad, quizá esto nos lleve a conseguir lo que algún día ya perdimos.